jueves, 10 de septiembre de 2020

Educadoras argentinas: vocación, lucha y legado

Mujeres pioneras que crearon condiciones para mejorar la calidad del sistema educativo público desde distintos ámbitos y enfoques: Juana Manso (1819-1875), Sara Chamber (1848-1916), Vera Peñaloza, Olga Cossettini (1898-1987) y Leticia Cossettini (1904-2004) 

Hoy comparto la biografía JUANA MANSO, contemporánea de Sarmiento.
Durante el gobierno de Rosas, la familia Manso huyó a Montevideo, donde Juana, con 22 años,montó en su casa una escuela para niñas. Buscó implementar nuevos métodos de enseñanza. 
Cuando Rosas pactó con el gobierno de Montevideo, la familia debió radicarse en Brasil. 
Allí Juana redactó un periódico de mujeres, donde expuso sus ideas  igualdad de la mujer y de la educación popular, y publicó su novela Misterios del Plata.
Luego de ser abandonada por su esposo, con quien había tenido dos hijas, y de fallecer su padre, retornó a Buenos Aires al finalizar el gobierno de Rosas.
Publicó un periódico para mujeres: Álbum de Señoritas, donde expuso sus ideas. Pensaba que la inteligencia no tenía sexo y que la mujer debía tener las mismas oportunidades de educación y libertad que los hombres. Proclamó que la desigualdad se remediaba con educación para todos. Reclamó derechos para la mujer y los niños. Exigió libertad religiosa, matrimonio civil, protección para los pueblos originarios y en su novela La familia del comendador,  sentó su posición contra la esclavitud. 
Pero resultó una incomprendida. Su forma de pensar no era tolerada en esa época. 
En varias ocasiones, la insultaron, le mancharon la ropa, recibió amenazas y la llamaban «Juana la loca» 
En ese entonces, fue nombrada directora de la Escuela Normal Mixta N.° 1 por Sarmiento. Luego, en 1868, cuando Sarmiento asumió la presidencia, Manso se convirtió en la primera mujer vocal del Departamento de Escuelas y, posteriormente, de la Comisión Nacional de Escuelas.
 A partir de allí, se abocó a la educación. Enseñó, dirigió una escuela para ambos sexos desarrolló nuevos planes de estudio, supervisó y mejoró la labor de los maestros, promovió la creación de jardines de infantes, creó bibliotecas populares; tradujo obras de educación y escribió el primer libro de lectura de historia argentina para escuelas: Compendio de la historia de las Provincias Unidas del Río de la Plata.
 También dirigió los Anales de Educación Común, publicación creada por Sarmiento para el fomento de la educación.
 Murió a los 55 años, sin honores y en la pobreza. Aun enferma seguía enseñando a leer y a escribir a los niños que vivían en su humilde barrio. Se había convertido al protestantismo y, antes de morir, le pidieron que renegase de su fe para ser enterrada en el cementerio local. No lo hizo. 
En 1915, sus restos fueron depositados en el Panteón del Magisterio, en el cementerio de la Chacarita. 
Juana buscó mejorar la vida de los niños y las niñas de su época, cuando la mayoría de las personas eran analfabetas y las pocas escuelas existentes eran para hijos de las familias ricas.
 Cuando en la educación argentina reinaba el castigo como forma de disciplina, Juana consideraba que al niño había que despertarle el interés por aprender a través del buen trato, del ejemplo y del juego.

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